La Plenitud del Ser

El día 21 de junio fue el solsticio de verano,  entramos en la estación en la que los días comienzan a ser más largos, la luz esta más tiempo presente. En muchas culturas es considerado un punto clave en el movimiento de la energía. Desde tiempos inmemoriales se realizan rituales con el fuego, considerado como uno de los elementos más purificadores. De echo en muchas ciudades de la costa mediterránea se celebran multitud de fiestas paganas entorno al fuego.

Recuerdo las fogatas que se hacían en mi pueblo la noche antes a la festividad de San Juan, donde los vecinos sacaban muebles que ya no querían para hacer la hoguera y ropas viejas con las que se confeccionaban dos figuras, un hombre y una mujer, «Juan y Juana», era un buen momento para aprovechar y hacer limpieza en las casas. Se preparaban alimentos para compartirlos con todos los vecinos (incluso aquellos que se llevaban mal olvidaban sus rencillas por esa noche), se cenaba antes de la quema de la hoguera y a las 12 de la noche se le prendía fuego a los trastos viejos. Nos poníamos formando un círculo al rededor de la hoguera, las llamas embriagaban con su danza los corazones de grandes y pequeños. Cuando apenas quedaban unos rescoldos los niños saltábamos las brasas. Era una noche mágica y llena de buenos momentos para compartir.

Simbólicamente la quema de aquellas figuras representaba todo lo que las personas querían sacar de su interior,  la quema de muebles era deshacerse de las cosas materiales que ya no tenían valor, pues era importante entrar en el nuevo tiempo (inicio del nuevo año ancestralmente) limpios de todo apego y de toda emoción negativa. Con el paso del tiempo la «evolución humana», la individualización, las prisas y el ritmo de vida actual, hacen que nadie conozca a las personas que residen al lado de su casa, además de hacer que la fiesta se convierta en un momento único para la diversión, olvidando los significados que poseía.

El solsticio siempre ha marcado un antes y un después en la vida de las personas; es posible que unos lo sientan más que otros, probablemente la ingesta de bebidas y comida en abundancia, que se hace en estos días, hace que pasen desapercibidos sus efectos, ni que tomemos conciencia del cambio, pero el cambio sucede, seamos conscientes o no. Es posible que muchos de los síntomas que todo el mundo presenta al día siguiente, sean debidos a la resaca de la fiesta, cuando escucho a las personas en la consulta, lo que cuentan son los mismos síntomas, (dolor de cuello, mareos, nauseas, dolor de espalda, de piernas), demasiados síntomas iguales para aquellos que se excedieron y para los que no. Así es que si tienes síntomas parecidos a estos, ni bebiste, ni comiste en demasía, quizás y solo quizás, te este afectando el solsticio, si eres consciente lo llegas a saber con certeza.

Energéticamente este periodo hace que se den cambios, tanto físicos, como emocionales, pues somos pura energía en movimiento. Éste un buen momento para hacer los cambios, para empezar a vernos los unos a los otros, dejar de hacer cosas en solitario y pasar a compartir lo que somos con los demás. Además de que es una gran oportunidad para dejar de pensar, de sentir y pasar a la acción, la acción de AMARNOS los unos a los otros.

Si te preguntas ¿qué pasa si no siento nada, ni deseo amar a los que me rodean, ni estoy dispuesto a cambiar nada de mi vida?, te digo que no pasa nada, ya habrá otros momentos en los que desees salir de tu zona de confort y vivir plenamente, libre y sin ataduras. Pero realmente esto sólo depende de tu elección y es perfecto para ti aquello que tu eliges en cada momento.

Y puesto que se trata de hacer elecciones qué te parece si elegimos sentir que todo empieza a ser como queremos que sea, una tierra donde todos los que la habitamos vivimos en armonía, reconociendo que somos parte de la tierra, del cielo, de todo. Un planeta en perfecta unión con sus ocupantes, al fin y al cabo para eso estamos trabajando, para vivir en el amor, por el amor y con amor.

¡Que tus elecciones te aporten felicidad!

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